El bicarbonato de sodio es un compuesto químico de aspecto cristalino, color blanco, soluble en agua y con un sabor ligeramente alcalino. Su fórmula es NaHCO3, y aunque lo podemos encontrar en la naturaleza como mineral, hoy en día la principal fuente de obtención es por síntesis artificial.
En los animales rumiantes su función está muy clara, ejercer como efecto tampón para controlar el pH ruminal. El rumen trabaja fisiológicamente entre un pH de 5,5 y 6,9. Por tanto, cualquier modificación del mismo va a afectar principalmente a las bacterias que allí habitan, y por tanto, a la fermentación ruminal, lo que nos llevaría a desaprovechar parte del alimento que ingiere el animal.
Cómo funciona el rumen
Vamos a comparar el rumen con una máquina de fermentación. Es un depósito “estanco” donde hay una serie de fermentadores, que serían las bacterias, y necesitamos que la máquina sea alimentada con sustrato, es decir, comida. No toda la comida es susceptible de trabajar de la misma manera, ya que las bacterias del rumen tienen predilección por un sustrato u otro, y por tanto la reacción que van a producir será mayor o menor. El sustrato que más les gusta son los azúcares, que comprenden desde los mono a los polisacáridos.
En la fermentación de estos azúcares se producen AGV, es decir, ácidos grasos volátiles que serán la fuente de energía para los rumiantes, pero como el propio nombre indica son ácidos, por tanto bajarán el pH. Recordemos que el rumen trabaja a pH 5,5-6,9, estos son pH ligeramente ácidos, muy cercanos a la neutralidad (pH7), por lo que si la producción de los AGV es muy superior a la capacidad que tenga el rumen de regular el pH, entraremos en pH críticos, produciéndose lo que denominamos acidosis.
Las dietas de los rumiantes de alta producción tienen una elevada concentración de energía, buscando niveles altos de AGV. Pero como hemos visto unos niveles altos de AGV ocasionan pH ácidos, y si nos salimos de los niveles de seguridad vamos a tener problemas a nivel ruminal, provocando acidosis.
¿Qué podemos hacer?
La naturaleza es muy sabia, y las vacas comen productos energéticos desde que son vacas. El cuerpo diseñó un tampón natural perfecto para estas ocasiones, la saliva. Una vaca adulta produce entre 100 y 300 litros de saliva al día, dependiendo fundamentalmente de la cantidad de materia seca (MS) que ingiere y de la forma de la misma, teniendo en cuenta que los alimentos fibrosos producen una gran cantidad de materia seca, en contrapartida de alimentos más concentrados y menos fibrosos que necesitan de menor tiempo de masticación. Así pues, la saliva ejerce como efecto tampón porque contiene aproximadamente 10gr de bicarbonato por cada litro, esto es, un 1%.
CANTIDAD DE SALIVA PRODUCIDA SEGÚN LA CALIDAD Y CANTIDAD DE FORRAJE INGERIDO E INGESTIÓN DE BICARBONATO (Erdman 1998)
% forraje/ Total MS | Tiempo total de rumia (min) | Estimación cantidad saliva (litros/dia) | Ingestión de bicarbonato en la saliva (g/dia) |
70% MS | 768 | 292 | 3.066 |
50% MS | 676 | 284 | 2.982 |
30% MS | 594 | 276 | 2.898 |
En esta tabla podemos ver que una vaca ingiere al día, solamente con su propia saliva, unos 3kg de bicarbonato sódico. Por tanto, el bicarbonato es un producto altamente eficiente y en condiciones fisiológicas el animal lo produce.
Ahora bien, para que tenga su actividad reguladora de pH es necesario que la ingestión sea constante. En animales de alta producción muchas veces es imposible llegar al equilibrio entre los niveles de energía que necesitamos y en el tiempo que queremos, y ahí es donde juega un papel importante el bicarbonato exógeno, el que añadimos en la dieta del animal.
Administración del Bicarbonato
La manera más fácil de administrar el bicarbonato es mezclándolo en la ración de los animales. Las dosificaciones varían en función del tipo de alimento que estamos dando, la periodicidad con la que lo servimos, los niveles de energía, y un sinfín de factores que en cada caso el nutrólogo debe estudiar. Lo más habitual es encontrarnos, en vacunos, entre los 100 y los 250gr por vaca y día. Los animales alimentados con carro unifeed van a tener menor probabilidad de sufrir variaciones de pH ya que ingieren forraje de manera continua favoreciendo la producción de saliva, y por tanto, la secreción de bicarbonato propia. En cambio, los animales de cebo van a sufrir más variaciones de pH debido a la separación del forraje y la administración del concentrado por separado. En todo caso, el nutrólogo debe valorar cómo y cuánto bicarbonato hay que añadir a la ración.
En resumen, la aplicación de bicarbonato sódico en las raciones es fundamental para regular el pH de los rumiantes y así evitar enfermedades cómo la acidosis, considerada el trastorno digestivo más común en el vacuno lechero debido a dietas muy energéticas o con poco forraje, principalmente.
Autor: Toni Adsuara Martínez – Veterinario y Técnico Comercial en Quimialmel, S.A.
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